Estando fuera de Venezuela me he podido dar cuenta de algunas actitudes de mis coterráneos, que antes no notaba y que ahora me parecen sumamente graciosas y dignas de destacar.
Para escribir este post me es necesario utilizar modismos propios del venezolano, porque creo que llevan una carga más significativa de lo que quiero expresar, trataré en lo posible de que sea entendible para todos.
Un venezolano ante un extranjero es pantallero, grillúo, fanfarrón, le encanta decir que tiene un amigo del exterior, mostrarse como su panita, amigo del alma y si habla otro idioma ¡mejor todavía!, porque el venezolano en cuestión se pasearía por la calle como caminando sobre una nube para que todo el mundo se entere de que tiene un amigo "de afuera".
En la mayoría de los casos tratan a nuestros visitantes como reyes, en muchos casos hasta se pasan de molestos porque son tan amables que parecería que les quisieran solucionar todos los problemas de su vida en un solo instante; ni hablemos si al señor visitante se le ocurre decir que tiene hambre, pues miles de manitos amables van a venir en su ayuda a decirle dónde comer, qué comer, cuándo comer, y si es posible darle de comer. Sí, sí, es así, o por lo menos es lo que he visto y he hecho en algún momento, lo reconozco.
Estas cosas me encantan, porque habla muy bien de la gente, de lo cálida que es la gente de mi país, pero bueno, no deja de darme gracia este tema de aparentar que soy importante porque tengo un amigo de tal lugar.
Si bien yo también soy venezolana y mi sangre es la misma que corre por esas venas, mi propia madre es una pantallera conmigo... no deja de mostrarle con orgullo a sus amigas fotos de su hija en Argentina y de decir que tiene nietos argentinos; acá pasamos a otro nivel porque ya ella forma parte de una especie de realeza que tiene familia en el exterior, je.
Es lindo, yo por mi parte estoy chocha porque me siento Miss Venezuela cada vez que hablan conmigo, porque no importa si vivo en la China o Japón, en un ranchito o en una mansión, vivo afuera y eso es lo que vale.
Me encanta esa forma de ser de mi gente, me gustaría mucho más si no solo se hiciera con los de "afuera", que entendamos que las ideas políticas diferentes no tienen que ser motivo de separaciones, de rencores u odios.
El que tenga oídos que oiga.